A veces, los astros se alían contra uno y no hay nada que hacer. Hace un par de años, mi hermano y su mujer decidieron comprar un piso nuevo aprovechando que habían encontrado una buena oferta. Pero no vendieron el viejo a pesar de que tenían buenas ofertas por él, ya que pensaron en alquilarlo como vivienda turística. Era algo que se estaba poniendo cada vez más de moda, también en Galicia donde viven.
Lo cierto es que la idea parecía buena porque el piso antiguo está en una de las mejores zonas de Vigo con lo que tenían casi asegurado el éxito sobre todo en temporada alta, cuando muchos toman el barco vigo cangas y viceversa para disfrutar también de las islas. Con el turismo en el mejor momento, el proyecto tenía buena pinta. Pero había un riesgo: pagar dos hipotecas ya que al piso antiguo todavía le quedaban unos años por pagar. De cualquier forma, no parecía gran problema a no ser que sucediese una hecatombe. Y la hecatombe sucedió: llegó la pandemia.
Al principio parecían una semanas, luego unos meses, y ahora ya hay quien dice que las restricciones son casi para ‘siempre’, que los gobiernos han estirado tanto la cuerda que nadie se va atrever a rebajar las restricciones por miedo a ser acusado de ‘irresponsable’. Así las cosas, el turismo vive con la soga al cuello desde hace un año.
Y mi hermano y su mujer se han quedado sin clientes en la casa. Con las restricciones a los desplazamientos, cada vez menos gente va de Vigo Cangas y se desplaza a las islas o hacen turismo por esta zona de Galicia. No solo están las multas si te saltas alguna de las cientos de miles de restricciones que hay, sino que la gente tiene miedo y muchos ya no quieren hacer nada más que esperar en casa a que acabe la pandemia. Como si esto fuera acabar de la noche a la mañana.
No es fácil tener que hacer frente a dos hipotecas cuando tienes menos ingresos. Así que ahora ya no saben qué van a hacer con el piso antiguo: si venderlo o esperar que los astros vuelvan a ser benévolos.