Existe una tendencia últimamente que consiste en echarle la culpa de todos al virus. Pues yo me he apuntado a seguir esa tendencia, lo admito. Y cuando digo ‘echarle la culpa al virus’ me refiero a todo lo que lo ha rodeado, no solo al virus en sí mismo. Y aunque deberán pasar unos años, quizás más de lo que esperamos, para un análisis concienzudo del virus y sus consecuencias y la actuación de las autoridades para contenerlo, lo cierto es que aún es muy pronto para evaluar.
Por el momento, yo soy una de esas personas que ha sufrido dos o tres consecuencias del virus, sin haberlo padecido. Uno de esos efectos colaterales ha sido un problema en la piel que me está afectando especialmente a la cara. Es cierto que a lo largo de mi vida he tenido diversos problemas con la piel, pero también que fueron más asociados a mi juventud. Hacía como más de diez años que creía haberlos dejado atrás, pero no.
A las pocas semanas del confinamiento, empecé a notar granos y eccemas en la piel. Al principio fue poca cosa, pero luego aumentó, sobre todo en la cara. Y fue así como empecé a buscar un dermatologo especialista en tratamientos cara Vigo. El problema era que en aquella época era difícil encontrar una cita y atreverse a salir de casa…
Lo primero, por supuesto, era descartar que los problemas en la piel fueran cosa del virus, porque al principio parecía que el virus era capaz de casi todo. Una vez descartado, me quedé más tranquilo… pero no lo suficiente. En cuanto pude, acudí a un especialista.
Por el momento, no hay conexión probada en relación a que la reaparición del problema en la piel tenga vinculación con el estrés producido por todos los cambios relacionados con el virus. Pero es una posibilidad. Tal y como me ha expuesto el dermatólogo especialista en tratamientos cara Vigo, los cambios de hábitos, como los alimenticios, también pueden causar esta clase de problemas que, de cualquier manera, y gracias al tratamiento que estoy recibiendo, ya parece ir controlándose.