El coste de la enfermedad

Casi es un tema tabú cuando se habla de una enfermedad como el cáncer. Los aspectos puramente médicos y psicológicos son los prioritarios cuando un paciente afronta una enfermedad como esta. Pero el dinero también importa, es lo que en Estados Unidos llaman la “toxicidad económica del cáncer”. Es cierto que en España existe la Seguridad Social que costea los tratamientos, pero existen otros gastos derivados que afectan a la economía del paciente.

La sanidad pública es una de las grandes conquistas sociales de buena parte de los países europeos, como es el nuestro. Aunque Estados Unidos es una nación muy presente mediáticamente en todo el mundo, todavía hay personas que no acaban de creerse que ‘el país de la libertad’ sea tan caro, y veces inasumible, tener cobertura médica básica. En un país como Estados Unidos si te diagnostican cancer de higado, por ejemplo, y no tienes contratado un seguro médico o tu trabajo no te lo proporciona, échate a temblar porque los costes derivados del tratamiento pueden ser elevadísimos.

¿Y qué pasa en España? La Seguridad Social se encarga de los costes asociados a la atención médica y también de buena parte de las pruebas y tratamientos. Con todo, algunas personas optan por tener seguros privados o consultan con entidades privadas buscando una segunda opinión o una atención más personalizada. Esto supone un coste, a menudo elevado, pero también se entiende como una ‘inversión’ si el resultado es satisfactorio. Al fin y al cabo, no hay mejor inversión que en la propia vida, ¿no?  

¿Es recomendable optar por un seguro privado o una clínica privada para el tratamiento de un cancer de higado? Depende de varios factores. Lo primero que hay que valorar es nuestra situación financiera y el impacto que tendría llevar el tratamiento de la enfermedad en una entidad privada. Para ello es conveniente asegurarnos del coste total, o al menos, tener una estimación fiable del coste total que supone tratar el cáncer. Si estamos decididos a hacerlo y estamos en disposición de afrontar el coste puede ser una buena alternativa para nuestra salud.