Todo el mundo tiene una opinión 

¿Hace cuánto que no oís a nadie decir que no tiene opinión sobre algo? ¿Hace cuánto que no ves a alguien en una discusión afirmar que no está muy al corriente de tal o cual tema? Yo creo que la causa que explica este exceso de opiniones está en internet y después en las tertulias televisivas. El caso de la leche es paradigmático en este sentido. Todo el mundo cree tener razón, pero está claro que alguien se equivoca si existen opiniones tan contradictorias. 

Unos hablan de las calorías leche desnatada y se deshacen en elogios asegurando que es la mejor leche. Yo procedo de esta tendencia, si es que se puede hablar de tendencias en el “mundo lácteo”: en mi casa, desde hace muchos años, siempre se bebió leche desnatada porque se consideraba mejor. Pero hete aquí que desde hace tiempo he leído artículos firmados tanto por presuntos expertos como por redactores anónimos que aseguran que la leche entera es mejor para el organismo que la leche desnatada.

¡Y ni siquiera engorda más! Supongo que muchos de los que tomamos leche desnatada lo hacemos creyendo que las demás tienen más contenido en grasa y que eso repercutirá en nuestra línea. Nos gusta la leche, no queremos dejar de tomarla, pero nos gusta vigilar el peso. Pero los expertos consideran que, puestos a beber leche, mejor entera, que lo de las calorías leche desnatada no tiene relevancia. Es cierto que la leche desnatada sabe diferente, tiene menos sabor por así decirlo, y luego cuesta acostumbrase a la entera. Pero también es verdad que la leche entera tiene más cuerpo, es “más leche”. 

Y luego están los opinadores que consideran la leche un alimento de lista negra que hay que eliminar cuanto antes. Por supuesto, los veganos los primeros, pero también todos aquellos que repiten aquel viejo mantra de que los seres humanos son los únicos animales que siguen tomando leche siendo adultos. Pues en lo que a mí respecta, no tengo opinión, y no me postulo en ningún caso. Pero seguiré bebiendo leche mientras mi cuerpo me lo pida.