Sin dormir

Desde que nació, nuestro hijo no ha sido de muy buen dormir. Con cada año que cumple, nos decimos a nosotros mismos que por fin dormirá toda la noche del tirón, pero ese momento no llega. Y ya tiene más de tres años. El pobre es el primero que lo padece, claro: seguro que desearía dormir toda la noche de una vez, pero si no es por una cosa, es por otra. 

Durante una época tuvo problemas con la leche. Se acostumbró a tomar leche por la noche. Al principio solo tomaba un biberón, pero luego se le quedaba corto y pedía un segundo a media noche. Y después tomaba dos antes de dormir y otro a media noche. El consumo de leche era extraordinario. Y así fue como empezó a dolerle la tripa por la noche. Pensamos que podía ser la leche porque ya había tenido algunos problemas de intolerancia a la leche de fórmula cuando era más pequeño.

Así que probamos a darle leche asturiana sin lactosa para ver si la digería mejor y durante un tiempo fue así, pero volvió a las andadas. Entonces decidimos cambiarle la hora del biberón. Ahora, en vez de tomar la leche por la noche, la toma para merendar. Y él tan feliz. Por la noche, en vez de leche, le damos un biberón con agua porque está tan acostumbrado que no duerme sin biberón… aunque sea agua.

Y, de momento, iba más o menos bien. Todavía se despertaba un par de veces, pero parecía que nos acercábamos al momento en el que, por fin, durmiera toda la noche… y nosotros con él. Pero no. Parece que ahora tiene pesadillas. No creemos que sea la falta de leche: hasta probamos algún día de nuevo con la leche asturiana sin lactosa para ver si se despertaba por hambre, pero no parece eso. 

Todo hace indicar que son pesadillas porque al día siguiente está bien, un poco cansado, pero sin dolores ni nada. Para dolores los nuestros que ya no sabemos qué hacer. Habrá que confiar en que cuando tenga 4 años, tal vez, con suerte, duerma una noche entera.