Persianas alicantinas: ¿qué son y cuántos tipos existen?

Pese a su simplicidad, las Persianas alicantinas enrollables de exterior destacan entre los elementos más importantes y funcionales de interiores durante todo el año. Regular la iluminación, bloquear el paso a los insectos, proporcionar sombra y frescor cuando se requieren y garantizar la privacidad de los propietarios: tales son los cometidos que desempeña este accesorio, inseparable ya de las viviendas del levante y sur peninsular.

 

La alicantina se define como un tipo de persiana compuesta por un grupo de lamas dispuestas en sentido horizontal, unidas entre sí por ganchos metálicos, que se enrollan por la acción de una cuerda conectada a una polea. Simple, fácil de mantener y muy decorativa, la persiana alicantina no tiene nada que envidiar a otras soluciones más modernas e innovadoras.

 

La historia de las persianas alicantina se inicia a comienzos del siglo XX y fueron introducidas en España como ‘cortinas orientales’, elaboradas con sarmientos de vid. Este primitivo diseño sorprendía por su eficacia y estilo rústico, pues además de proteger contra la acción de los rayos solares, ayudaba a mantener alejadas a molestas plagas de moscas e insectos. Se conservan registros que indican que fue el inventor alicantino Vicente Barceló Santonja quien patentó en 1916 estas populares persianas.

 

Respecto a su clasificación, las persianas alicantinas se dividen en dos grupos en función del material de sus lamas: las de plástico de PVC (las lamas huecas muestran una ligereza que mejora la manipulación de la persiana y pueden imitar materiales tan diversos como el metal o las fibras naturales) y las de madera (sus lamas son más pesadas y vulnerables al paso del tiempo y a las inclemencias meteorológicas; por contra, presentan una apariencia más rústica y tradicional, fácil de personalizar por medio de pintura y barniz).

 

Para el mantenimiento de las persianas, los interesados deben procurar limpiarles el polvo y la suciedad y procurar eliminar los residuos que puedan introducirse en su polea y en otras piezas del mecanismo (hojarasca, arena, etcétera).